
Las sillas de rejilla tienen el inconveniente de que al envejecer, la rejilla se vuelve gris y se deforma. Para devolverle su antiguo y terso aspecto lávala con agua fría a la que hayas añadido un puñadito de sal; aclara rápidamente y déjala secar al sol o cerca de una fuente de calor. La rejilla se recuperará totalmente.

Para embellecer los marcos dorados frótalos con un paño empapado en el jugo de una cebolla que habrás licuado previamente. Recobrarán todo su esplendor.

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